lunes, 31 de enero de 2011

Gracias Dios por tu Amor y tu Infinita Misericordia con nuestra Ciudad

Explosión en el arsenal (CAVIM)
Crónica realizada por José Flores (Papá de Miguel David)

La noche anterior el equipo de baseball local había ganado el sexto juego de la serie final, algunos amigos nos reunimos para conversar, mi esposa y mis hijos fueron a la eucaristía, yo falte, la madrugada estaba muy fresca, tranquila. Ya las celebraciones en la ciudad terminaban y de pronto en el barrio donde vivimos se comenzaron a escuchar detonaciones; acá es más o menos común escuchar disparos en la calle o sonidos de fuegos artificiales, pero aquellas detonaciones no correspondían, allí inicio mi preocupación, ya hace casi veinte años cuando los golpes de estado del 1992 los combates en el arsenal y en CAVIN los sentíamos muy cerca y ese sonido de esta noche es el mismo ósea metralla y artillería. Desperté a mi esposa y le dije prepara a los niños vístete que voy a ver que pasa, las televisoras y las radiodifusoras aún no tenían ninguna información, eran como las cuatro de la mañana, al salir a la calle muchos vecinos estaban confundidos y todos viendo hacia la zona del arsenal desde donde mirábamos las llamas y las esquirlas que volaban a lo lejos, una señora corriendo y gritando por su familia nos termino de alertar sobre lo que estaba sucediendo.

Era el momento para nosotros de evacuar aún sin ordenes de las autoridades, pues casi todos los vecinos de los barrios aledaños conocemos el peligro que representa la presencia de Cavim (Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares) la cual como es de imaginar tiene en sus depósitos explosivos de alto impacto y en cantidades enormes. Cuando esta industria y el primer arsenal de país fueron localizados en esa área discurría el primer o segundo cuarto del SXX, para entonces la localidad estaba despoblada y era las afueras de la ciudad, hoy ya esta casi en el centro de esta. Despertamos a la familia vecina que aún dormía, el cuñado su esposa y sus dos hijos, en mi caso el gran problema resultaba trasladar a mis tres hijos un chico de quince años, una chica de catorce años y un pequeño de casi siete años con hidrocefalia y muchas discapacidades y necesidades especiales, como movernos de forma segura ante las explosiones, como llevar la silla de ruedas en medio del tráfico, mi vehiculo está dañado hace días, bueno solo Dios mete su mano ante tales necesidades y emergencias, toda la familia de mi esposa se comunico y acordamos reunirnos en una de sus casas, el cuñado después de hacer un viaje con sus hijos y esposa, regreso bajo riesgo por nosotros, ya para ese momento el barrio comenzaba a caotizarse, mujeres en pijamas y poca ropa, hombres casi desnudos muchos descalzos, ancianos casi a rastras, niños recién nacidos en brazos de sus padres y madres, familias enteras rezando mientras se desplazaban, gritos de histeria por parte de muchos, el tráfico un desastre, tanto que hubo arrollamientos y colisiones, en ese punto una gran, gran, explosión que incluso movió el vehiculo donde nos desplazábamos, el radiador por condiciones propias rompió una manguera y el carro comenzó a llenarse de humos magy y los niños casi saltaron para ponerse a salvo, mi mayor preocupación, el pequeño Miguel, ahora a colocarlo en su silla de ruedas y caminar en medios de la oscuridad, abandonamos el vehiculo, mi cuñado sin camisa, pero todos juntos nos comunicamos con el resto de la familia para un nuevo lugar de reunión, me habían informado por vía de telefonía móvil que el depósito que se incendio estaba lleno de morteros, municiones de fusileria, granadas y otros. Un amigo saco a su familia pero el abuelo de este no quiso abandonar la casa, este amigo, me dijo moriré con el así estaban las cosas. Caminamos varios kilómetros en medio de la madrugada, con toda la gente tratando de ponerse a resguardo, muchos no sabían donde ir, otros muy asustados, algunos desesperados hacían que la histeria colectiva aumentara, a mi hija un perro la ataco, pero no la hirió, finalmente un sobrino nos rescato para llevarnos al lugar que se convirtió en refugio para toda la familia.

Debo decir que con la explosión mayor se rompieron vidrios, y muchas puertas de los negocios aledaños a la zona, el servicio de energía eléctrica se suspendió, pero las calles quedaron iluminadas por las flamas del incendio y de las explosiones consecutivas, en esos momentos vino a mi mente la frase del evangelio que dice “tenéis que haceros como niños para entrar al reino de los cielos”, así los más pequeños se les podía mirar tranquilos incluyendo a Miguel pues ellos en su inocencia no tenían ni la más mínima idea de lo sucedido. Ya en la mañana reunidos en nuestro refugio (la casa de unos sobrinos) encendimos la radio, las autoridades se estaban haciendo cargo de la situación la evacuación resulto exitosa en gran porcentaje los heridos casi todos correspondían a arrollamientos por la desesperación, nos enteramos de la muerte de una señora porque fue alcanzada por una esquirla (fue la única muerte directa por causa del incendio y las explosiones Q.E.P.D.). Se establecieron refugios en toda la ciudad, militares y policía resguardaban los barrios para evitar saqueos, aquel amigo con el abuelo ya estaban a salvo, nos comunicamos con otras personas para conocer su situación, y muchos y muchas amigas me llamaron para saber de nosotros y de los chicos. La ciudad estuvo aislada del transito civil por algunas horas, sin embargo no cundió el pánico. Una radio difusora llamada 92.5 colaboro todo el día con la población, la solidaridad característica de los pobladores de Maracay se puso de manifiesto en términos generales, ya hacia la tarde todo regresaba poco a poco a la calma, fuimos a revisar las casas, sólo una de las casas de la familia resulto afectada; todos los vidrios rotos, esquirlas en el patio, grietas en alguna de las paredes, el resto en buen estado, aún cuando escribo esto no he sabido de otro amigo que vive al lado de la cerca de CAVIN, lo he llamado y no lo encuentro pido a DIOS le muestre su misericordia donde quiera que este con sus hijos su esposa y el resto de su familia. No hay agua en la ciudad desde ayer, esto complementa la situación, muchos medios de comunicación están haciendo eco de mentiras y malos usos de la información. Solo me resta decir gracias DIOS por socorrernos en medio de esta emergencia, gracias por que todos mis hermanos de comunidad neocatecumenal están bien.

Maracay 31 de enero de 2011

José Flores.