miércoles, 11 de marzo de 2009

BITÁCORA DE HOSPITALIZACIÓN NOVIEMBRE DICIEMBRE 2008.




miércoles 19 de noviembre de 2008
Cirugía y Hospitalización
en 7:50




Ya hable de la lluvia, hoy antes de salir para la clínica se desato un aguacero realmente fuerte, las calles estaban llenas hasta cubrir las aceras, todo preparado y Miguel David, inocente, juega, ríe, come como siempre.
Finalmente salimos hacia Cagua, donde esta el centro medico. Un atascamiento de transito nos mantuvo en la vía por casi dos horas, terrible la condición de circulación en el centro del país. Luego enfrentar los tramites burocráticos para ingresar a la hospitalización. En este punto nos asaltan otras preguntas, ya que no había habitaciones para atender al pequeño y la emergencia estaba congestionada ¿pero, entonces como si en el país algunos dicen estar viviendo una condición económica terrible, los servicios médicos privados que no son nada económicos se colapsan por el exceso de uso? Parte del personal del servicio debería intentar atender con más respeto a los pacientes y sus familiares. Por suerte los doctores y doctoras que atienden hasta ahora a miguel son excelentes, también las enfermeras.
La cirujano pediatra nos comenta sobre lo delicado del caso y propone cambiar la válvula de derivación ventricular, porque en su opinión esta comprometiendo la salud del chico, anuncia una reunión con el neurocirujano y la pediatra. Debemos esperar hasta mañana.
Finalmente, dejo al miguelito y a su mamá establecidos y salgo a combatir con el trafico, resurjo de una larga cola de una hora aprox. y se accidenta mi carro en un lugar oscuro, solitario, peligroso, nadie se detiene a colaborar o auxiliar, pasan dos patrullas de la policía y aceleran su paso, pasa una patrulla de transito y solo me grita que lo coloque en una orilla, se acerca un señor con muy mal aspecto, hablando en un tono poco amistoso, nadie mas se detiene, debo intentar salir de el … se retira (creo que mi ángel de la guarda actuó por mi), luego un motorizado se aproximo sigiloso desde donde no le miraba y casi le golpeo… finalmente un servicio de grúa me cobra trescientos bolívares para auxiliarme, acá estoy, escribiendo, tarde, y sin poder dormir pensando en lo que le espera a Miguel David…

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